¿Te imaginas hacer operaciones matemáticas sin usar números? Aunque te parezca imposible, esto se puede lograr gracias a la iniciativa pedagógica “Jugando aprendo en familia el telar numérico”, inspirada en una técnica ancestral que busca fortalecer la identidad de los niños y niñas de la I.E. 18132 José Antonio Encinas Franco, ubicada en el distrito de Luya, en la región Amazonas.
La creadora es la profesora Julia Silva Barrera, natural de San Martín, quien desde el 2019 desarrolla este método que lo consolida un año después, durante la educación a distancia, a raíz de la pandemia. Esta iniciativa ha sido inscrita en la Red de Docentes Innovadores del Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación Peruana (FONDEP).
“El propósito ha sido generar aprendizajes significativos de forma lúdica, fortaleciendo la convivencia familiar, ya que el telar es un trabajo familiar y esta propuesta plantea la resolución de problemas y la representación de cantidades con la participación de los integrantes del hogar”, explica.
Este recurso didáctico es un telar parecido al que utilizan las mujeres de la localidad para tejer el poncho, frazadas o alforjas. Se trata de dos telares de diferentes modelos que se pueden confeccionar. Está elaborado con hilos tejidos de colores, a base de lana, que atraviesan en cadena tapitas de botellas descartables de 10 colores diferentes, donde cada color representa un valor numérico distinto.
“Dos personas se colocan en la cintura el telar para empezar a jugar. El estudiante, de acuerdo al problema planteado, lo representa o simboliza teniendo en cuenta los colores de las tapitas. Las que tienen un valor numérico distinto sirven para representar cantidades y realizar operaciones de adición y sustracción, así como resolver problemas de cantidad”, señala.
Otros materiales que se necesitan para confeccionar el telar son palitos de madera y una correa que se amarra en la cintura. Indica que este importante recurso ha servido para viabilizar las sesiones de la estrategia Aprendo en Casa tanto de la radio y tv, pero lo más importante, según la maestra, es que se le ha dado un valor a un saber cultural existente que hay veces son ignorados en la escolarización.
“Ha sido más sencillo enseñar con el telar, los estudiantes han aprendido más rápido y se han divertido. Actualmente, cada familia cuenta con uno en sus casas dónde ellos puedan manipularlo en el momento que lo requieran. De esta manera promovemos que este saber siga latente en la memoria de la comunidad”, finaliza.
Accede a la iniciativa aquí.