Una de las iniciativas que también ha sido bastante aplaudida, durante la emergencia sanitaria en que vivimos, es el de la profesora Miriam Cabezas Flores de Apurímac. Ella demostró que ni la educación a distancia o la falta de recursos tecnológicos han sido impedimento para llegar a sus estudiantes de la I.E. 55006-11 Santiago Pata, en el distrito de Huancaray, provincia de Andahuaylas.
“Generando pretextos para leer y escribir textos” es la iniciativa inscrita en la plataforma del Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación Peruana (FONDEP). El propósito es favorecer el desarrollo de las competencias comunicativas y transversales en los estudiantes del 1ero y 2do grado de primaria en un contexto rural e intercultural bilingüe, desde casa.
“Nuestros estudiantes están rodeados de muchos pretextos para leer y escribir, que hay que saberlos aprovechar para ofrecerles actividades significativas que les produzcan el placer por la lectura y no la vean como una obligación, ni mucho menos como un castigo”, manifiesta la maestra.
Esta propuesta les permite interactuar en su vida cotidiana y desarrollar las capacidades de otras áreas curriculares. De ese modo, se sienten más satisfechos con su propio desempeño y con su autoestima fortalecida. Algo que hace especial a esta iniciativa son las estrategias y recursos didácticos que utiliza la maestra para fortalecer además su identidad.
Está “WasipiYachani”, que significa Aprendo en Casa. Se denomina así al espacio de estudio implementado en casa, ambientado con el nombre completo de cada uno de los estudiantes, un horario de trabajo, un calendario, láminas y sus trabajos. “En las zonas rurales las viviendas son precarias pero la habilidad de los padres de familia ha hecho que forren las paredes de adobe con plásticos y papeles para que sea acogedor”, detalla.
La segunda es “De casa en casa”, que consiste en carritos de madera, a base de cajas de frutas recicladas a las que colocó llantas. De esta manera viajan de casa en casa cargados de materiales didácticos que favorecen el trabajo en familia. Este contiene legos, letras sueltas, tarjetas léxicas, tarjetas dominós para identificar y relacionar letras, y formar palabras. Incluye, además, un morral con un cuaderno para que cada estudiante realice sus dibujos.
Otras actividades son “Aprendiendo desde casa”. A partir del calendario comunal, los estudiantes desarrollan actividades propias de su contexto, que son punto de partida para escribir textos. Y finalmente, “Ñawinchasun” que quiere decir Vamos a leer. Consiste en un cuaderno de trabajo para la adquisición de la lectoescritura en quechua Chanka y que está organizado en base a las cinco habilidades de lectura (conciencia fonológica, conocimiento de las letras, fluidez, vocabulario y comprensión de la lectura).
Esta práctica ha permitido a los estudiantes trabajar de manera autónoma para construir su propio aprendizaje, así como desarrollar habilidades y actitudes que los conlleven al desarrollo de la lecto-escritura. A esto se suma el compromiso al 100% de los padres de familia para realizar un trabajo articulado entre la escuela y las familias.
“Los niños y niñas son creativos y hábiles por naturaleza, debemos proporcionarles un pretexto para despertar su creatividad y qué mejor si es partiendo de su lengua materna y su cultura para construir aprendizajes”, indica la maestra.
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