Fomentar el hábito y el gusto por la lectura en tiempos de pandemia ha sido todo un reto, pero no imposible para los docentes del distrito de Vilcabamba, un valle interandino en la provincia de Grau, en Apurímac. Gracias a la iniciativa pedagógica ¡Silencio!, Vilcabambinos leyendo que desarrollan desde 2018, y adaptada al contexto actual, han podido involucrar a las familias, autoridades y comunidad en general. Este trabajo ha sido inscrito en el Registro de Iniciativas Pedagógicas del Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación Peruana (FONDEP).
La iniciativa forma parte de la Red Educativa de Vilcabamba, integrada por docentes y personal administrativo de las instituciones educativas Nº 49, Nº 1153, Nº 54418 Sagrado Corazón de Jesús y la escuela secundaria José Antonio Encinas Sacclaya. También participa el Centro de Educación Básica Especial (CEBE) Nº 10 y el Centro de Educación Básica Alternativa (CEBA) Javier Heraud Periférico. En total, benefician a 416 estudiantes.
“Este trabajo en equipo ha funcionado mucho mejor porque así mejoramos esta problemática -de la falta del hábito de lectura- no solo en una escuela, sino en todo el distrito. Cada docente aplicó diferentes estrategias de acuerdo al nivel y grado. Yo por ejemplo con mis 17 pequeños promoví los cuentos con apoyo de sus padres”, cuenta el profesor Danny Bernales Sotomayor de la Institución Educativa Inicial 49.
Actualmente, este trabajo se desarrolla todos los miércoles, donde cada familia se pone de acuerdo para establecer una hora de lectura familiar, usualmente se realiza en las mañanas. Para ello, implementaron una biblioteca en un espacio de la casa y en los lectómetros fueron registrando la cantidad de libros leídos por cada integrante de la familia.
“De esta manera la familia cumple un rol muy importante, que es el de ser modelo y ejemplo para los más pequeños, pues ellos aprenden por imitación, más no por obligación. Luego de la actividad ellos comparten sus lecturas y reportan sus evidencias (fotos o videos), vía WhatsApp, a los docentes para la retroalimentación correspondiente. Al finalizar el año han leído entre 5 a 10 libros por familia y aunque suene poco es un gran avance para nosotros”, expresa.
Sin embargo, no siempre fue así. Antes de la pandemia esta iniciativa se desarrollaba también los miércoles, pero en la plaza principal del distrito que se convirtió en el escenario de la lectura, reuniendo a docentes, estudiantes, padres de familia, vecinos y también conductores y viajeros que pasaban por ahí. Durante una hora se paralizaba el tránsito vehicular y toda actividad socio económica; por ordenanza municipal toda la población participaba en la hora de lectura. En cada esquina de la plaza los docentes organizaban kioscos de lectura y se repartían fichas a los que no contaban con libros.
“Pese al contexto nunca paramos, al contrario, el encierro hizo posible que las familias buscaran hacer otras actividades y la lectura fue una de ellas. Desde que empezamos el proyecto a la actualidad los estudiantes son más expresivos y manejan un repertorio de más palabras en su vocabulario. Algunos instrumentos de evaluación también muestran que en su gran mayoría han mejorado su comprensión, velocidad y entonación en la lectura y eso nos motiva a seguir”, puntualiza.
Puedes acceder a la ficha de la iniciativa aquí.