A propósito del lanzamiento del “Concurso Jugando Aprendo ll “ organizado por el Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación Peruana FONDEP, conversamos con el padre Ricardo Morales, uno de los educadores de mayor trayectoria de este sector, para recoger desde su experiencia, algunas alternativas para mejorar los niveles de aprendizaje de los niños, un proceso que se enmarca dentro de la campaña de la actual gestión del Ministerio de Educación “Cambiemos la Educación, cambiemos todos”
En los jardines de la Parroquia de Fátima en Miraflores, junto a una encantadora jaula de canarios y choclocochos, que alegraron nuestra plática, el padre Morales, desde su perspectiva, se refirió a la situación de la educación en nuestro país.
Padre Morales, ¿Cómo podríamos elevar los niveles de desempeño en comunicación y matemática de los estudiantes del país?
Lo primero que tenemos que hacer es incorporar al maestro en un proceso de formación integral más profunda. Lo que el maestro necesita es tener una formación más cuidadosa en lo que se refiere a aprendizajes, porque el fin supremo es que los niños aprendan. Educar es una habilidad que se adquiere.
¿Cómo deberíamos iniciar este proceso de transformación del maestro?
Hay todo un trabajo que hacer; primero, para mejorar el rendimiento de los maestros y segundo, para ofrecer a los niños oportunidades de aprendizajes reales. El maestro es el dueño y señor de su aula, de él depende mucho la motivación de los niños, dependen los recursos que se utilizan -incluyendo el juego- y otras habilidades que van a ir produciendo aprendizajes que el niño irá incorporando en su manera de actuar y de entender.
¿Qué errores estamos cometiendo?
Creo que hace falta que el maestro se comunique mejor con los niños. Hay un peligro de encuadrar la educación en una estructura sumamente improductiva, ya que se repiten cosas sistemáticamente y no se produce un aprendizaje real del niño que adquiera habilidades propias que luego él pueda desarrollar libremente. El maestro debe tener presente que no solo se debe tener buenas clases, sino que deben ser productivas.
¿Y qué experiencias puede rescatar de lo que se viene haciendo?
Me parece interesante la experiencia de construir colegios internados, ubicados estratégicamente en las zonas rurales, escuelas polidocentes, en las que se da de comer a los estudiantes y solo los fines de semana vuelven a su pueblo para no perder contacto con su comunidad. Esta experiencia debe haber tenido alguna inspiración en los internados de Cuba. A través de estos, los estudiantes tienen todo lo que necesitan, lo cual es muy interesante. Una propuesta más integral; así, el niño crece con miras a su comunidad pero sobre todo con miras a su desarrollo personal y con una formación -ojalá técnica- que le permita incorporarse al mundo del trabajo.
Esta enriquecedora plática tuvo un final especial, pues fuimos testigos de cómo el padre Morales alimenta a sus pajaritos desde hace 14 años, con el mismo cariño y dedicación que se ha entregado a su trabajo para impulsar los proyectos innovadores educativos que se han implementado en distintas regiones del país con el propósito de elevar la calidad educativa y el mejoramiento de los aprendizajes.
Un personaje tan querido y apreciado por su labor a favor de la educación y su trayectoria en instituciones como el Consejo Nacional de Educación, Consejo Superior de Educación, Consejo Directivo de la Comisión de reforma de la Educación del Ministerio de Educación, entre otros, tendría que ser ejemplo inspirador para muchos maestros de nuestro país recordando su frase “Educar, es una habilidad que se adquiere”, no dejemos de seguir formándonos, para que todos puedan aprender y nadie se quede atrás.
Fuente Prensa MINEDU