Desde hace 40 años la UNESCO y el mundo conmemoran cada 8 de septiembre el Día Internacional de la Alfabetización, recordando que es un derecho humano y la base de todo aprendizaje. Este año el lema “La alfabetización y la paz” muestra los múltiples beneficios que la alfabetización aporta a las personas y a las sociedades: facilitar la consecución de las libertades individuales y la comprensión del mundo, previniendo conflictos y ayudando a resolverlos.
El aporte de la alfabetización en el desarrollo de las personas y el fortalecimiento de la paz es insustituible. En este sentido, Irina Bokova, directora general de la UNESCO, declara: “la educación otorga sostenibilidad a todos los objetivos de desarrollo y la alfabetización es el fundamento de todo aprendizaje. Proporciona a los individuos las habilidades para entender el mundo y darle forma, para participar en los procesos democráticos y tener una voz y también fortalecer su identidad cultural”.
Y agrega: “el vínculo entre la alfabetización y la paz se manifiesta en el hecho de que en los países donde la democracia es inestable o en los que padecen conflictos resulta más difícil crear o mantener un contexto alfabetizado”. ¿Por qué es importante la alfabetización? Además de ser un derecho humano, la alfabetización es un instrumento de autonomía personal y un medio para alcanzar el desarrollo individual y social.
Las oportunidades educativas de las personas dependen directamente de sus competencias en alfabetismo y son esenciales para erradicar la pobreza, reducir la mortalidad infantil, frenar el crecimiento demográfico, lograr la igualdad de género y garantizar el desarrollo sostenible, la paz y la democracia. Una educación básica de calidad dota a las personas de competencias en lectura, escritura y cálculo que les acompañarán durante toda la vida y posibilita el aprendizaje posterior y el de los miembros de su familia.
De esta manera, es más probable que los padres alfabetizados se preocupen por la escolarización de sus hijos; las personas alfabetizadas tienen más capacidad para acceder a las oportunidades de la educación permanente y las sociedades alfabetizadas están mejor equipadas para afrontar las urgencias del desarrollo.
A pesar de muchos y variados esfuerzos en esta materia, la alfabetización sigue siendo un objetivo lejano. En el mundo cerca de 775 millones de adultos se reportan como analfabetos; es decir, uno de cada cinco adultos no saben leer ni escribir y dos tercios de ellos son mujeres. Además, hay 61 millones de niños que no están en la escuela y muchos más frecuentan las aulas de forma irregular o están en riesgo de abandonar sus estudios.
En América Latina y el Caribe, combatir el analfabetismo es urgente. Esta lucha va de la mano con que los niños y niñas accedan a la escuela y no la abandonen, evitando el abultamiento de las cifras de analfabetismo de la población adulta en el futuro.
En un informe lanzado junto al UNICEF el 31 de agosto de 2012, la UNESCO advirtió que en América Latina y Caribe hay aproximadamente 117 millones de niños, niñas y adolescentes en edad de asistir a la educación inicial, primaria y secundaria básica, pero 6,5 millones de ellos no asisten a la escuela y 15,6 millones concurren a ella en situación de rezago escolar, es decir arrastrando fracasos y señales de desigualdad expresadas en un desfase entre su edad y el grado al que deberían asistir de dos o más años.