Por: R.P. Ricardo Morales Basadre
El Grupo Impulsor por la Primera Infancia es una asociación civil ciudadana que viene levantando la atención y cuidado de los niños desde su nacimiento hasta los tres años.
En este sentido, hay que destacar la trascendencia de la familia en el logro de lo que hoy se denomina la “educabilidad” en el comienzo de la vida, que permita el paso del entorno familiar a la experiencia de iniciar una educación escolar. Ello implica el desarrollo cognitivo, la capacidad social. Incluye también la seguridad afectiva y la protección de salud y alimentación.
Por ello, el Grupo Impulsor propuso un “Pacto Social por la Educación de la Primera Infancia”, que fue transformado en una “Plataforma de Acción” que concretó las políticas encaminadas a impulsar propuestas estratégicas de gestión y administración de los programas orientados a esta primera etapa de la vida, crucial en el desarrollo de la persona.
Ambos documentos han sido firmados por las autoridades regionales y municipales, lo que revela que el nivel de conciencia se ha profundizado en quienes gobiernan en el contexto de la descentralización. En pleno periodo de elecciones, es particularmente significativo.
Las propuestas del Grupo Impulsor se orientan a convertir en programas estratégicos la atención al primer ciclo de la vida.
De igual forma, se impulsa una participación proactiva de la sociedad en la vigilancia, monitoreo y manejo del presupuesto público a favor de la primera infancia.
Hay un particular énfasis en atender la educación en las zonas rurales. Sin embargo, es necesario tomar en cuenta que la extrema pobreza debe referirse también a las ciudades de la costa, donde tenemos una inmigración fuerte de pobladores de sierra y selva, que forman cinturones de pobreza, de precariedad familiar, desempleo y desarraigo cultural. La pobreza es también urbana.
Los candidatos se refieren a disminuir la desnutrición crónica infantil y la mortalidad infantil. Me parece que no es convincente disminuir una situación inaceptable para un país que ha decidido encaminarse a un desarrollo no sólo económico sino social. El objetivo debe ser erradicar la desnutrición y la mortalidad infantil. Esto supone garantizar una alimentación adecuada. En buena cuenta se trata de erradicar la pobreza extrema.
Por otro lado, sabemos que hay que atender al desarrollo integral del niño, lo que significa atención a la salud y, desde el punto de vista educativo, a la estimulación temprana, lo que implica orientar a las madres y a la comunidad en la manera más adecuada para el tratamiento de la infancia.
Es necesario asegurar la oferta pública de servicios de cuidado para los niños menores de 4 años, salud y educación deben articular acciones para lograr el mejor impacto en el desarrollo infantil.
Aspiramos a promover en el país una movilización social por la primera infancia, condición necesaria para un desarrollo humano equitativo y justo.
R.P. Ricardo Morales, educador, presidente del Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación Peruana y miembro del Grupo impulsor Inversión en la Infancia.