Economista
La mayoría de los peruanos intuimos que nuestro sistema educativo es deficiente. Por eso muchos padres de familia hacen esfuerzos financieros descomunales para ubicar a sus hijos en colegios e institutos privados, porque están frustrados con los colegios públicos.
No hay duda de que hay una relación casi directa entre la educación y el desarrollo económico. Por eso grupos como Empresarios para la Educación e IPAE están haciendo importantes esfuerzos en el sector. A veces la conexión directa es difícil de verificar pero al final siempre aparece. Por ejemplo en la India durante años las universidades fueron creando generaciones de ingenieros pero el desarrollo económico no apareció hasta que hace 20 años se eliminaron los tradicionales obstáculos burocráticos que venían desde la colonia británica. Entonces en pocos años la India se transformó en el principal exportador de informática en el mundo, con una presencia importantísima no solo en la India sino también en Estados Unidos.
En el Perú tenemos un gran activo: el espíritu emprendedor, que nació de las penurias de las décadas de 1970 y 1980 y luego se despertó con la mejora notable de la política económica en las dos décadas siguientes hasta hoy. Varios organismos nos tildan como el país más emprendedor del planeta, pero no podemos aprovechar este potencial sin primero enfrentar los grandes defectos de nuestro sistema educativo público. El principal problema es la calidad de la educación:
1. Según un estudio de 142 países hecho por el Foro Económico Mundial (WorldEconomicForum) el Perú ocupa el puesto 135 en la calidad de la educación primaria y también en la educación científica y matemática, y el puesto 128 en la calidad total del sistema educativo.
2. Según un estudio de capacidades de alumnos hecho por la OCDE, el Perú es el último de las economías grandes de América Latina, debajo de Argentina, Brasil, Colombia, México, Uruguay y Chile, y aún Chile está a 60% del nivel de la China o de Japón.
No somos el único país de América Latina con estos problemas, pero aquí los defectos son más pronunciados. No es únicamente un tema de recursos presupuestales, pero no hay duda de que en los próximos años tenemos que invertir bastante más en educación pública que el endeble porcentaje actual de solo 3,5% del producto interno. Para empezar hay que mantener y fortalecer las reformas de los últimos años: una carrera magisterial que premia la capacitación con mejores remuneraciones, y el sistema de “colegios maestros” de alto nivel que le dan un horizonte profesional promisorio a jóvenes de familias pobres.
Hace unos meses me invitaron a conversar en inglés con una asociación de estudiantes de todo el mundo. En la primera fila estaban cuatro jóvenes de un colegio maestro; les pregunté si entendían inglés. “Of course” (claro que sí), me contestaron orgullosas. Hay que mantener esta calidad educativa y promover el estudio del inglés, que es el principal idioma comercial internacional.
¿Qué hacer?
1. Invertir muchísimo más en educación pública preprimaria y primaria, empezando con programas de nutrición en lo que hoy son los wawa wasi y transformándolos en centros de educación preprimaria, y en la primaria debemos hacer un esfuerzo mucho más grande en todas las zonas pobres del país.
2. Crear una carrera tecnológica que empiece en tercero de media y le dé una opción técnica o universitaria a los jóvenes. Muchos análisis coinciden en que el sistema educativo actual del Perú no genera el tipo de preparación que se necesita para los sectores crecientes de la economía, tales como servicios, construcción, agroindustria, manufactura y minería. Debería haber en cada región un reconocido colegio tecnológico con internado, al cual puedan tener acceso jóvenes de provincias pobres y remotas.
3. Una reforma universitaria. Tenemos hoy 750.000 estudiantes universitarios en unas 100 universidades: la mayoría de ellos tienen grandes esperanzas económicas, pero hay un problema de control de calidad que no se ha resuelto.
El Perú invierte alrededor de 6% de su producto interno en educación, con el 60% en el sector público y el 40% restante en el sector privado. La inversión en educación primaria, secundaria y tecnológica del sector público es insuficiente. En general la calidad de todo el sistema, con algunas conocidas excepciones, es baja. Si no enfrentamos los problemas ahora, en 10 o 15 años sufriremos las consecuencias.
Fuente El Comercio 31/3/12
http://elcomercio.pe/impresa/notas/camino-modernidad-educacion/20120331/1395115